--Por Nicasio Barrionuevo--
Los peronistas recordamos el “Día del Militante” como una manera de reivindicar los valores de “entregar todo sin pedir nada a cambio”, que signaron las conductas y prácticas políticas y de vida de una generación, que activó fuertemente en la realidad argentina durante los años 60 y 70 y en algún modo hasta inicios de los 80.
Como bien se sabe, el 17 de noviembre de 1972 se concretó lo que la permanente ebullición de masas venía gestando en la Argentina: el regreso del General Perón de su forzado y largo exilio madrileño. Pero ese regreso no fue gratuito para el pueblo ni tampoco una graciosa concesión de los dictadores golpistas de aquella época, fue el resultado de muchas luchas que nacieron con la heroica “Resistencia Peronista”, que fue desde gritar el prohibido “¡Viva Perón, carajo!”, pintar paredes con tiza y carbón, de boicotear las tareas en las fábricas, de organizarse gremialmente, de “poner el caño” para marcar algún explotador, hasta comenzar con nuevas formas de lucha producto de experiencias de otros pueblos, como lo fue la FAP en Taco Ralo, el nacimiento de las organizaciones Descamisados, FAR y la de mayor desarrollo, Montoneros, que batallaron con enormes limitaciones y sacrificios para concretar a través de las consignas “Luche y Vuelve” y “Perón Vuelve”, que las sucesivas dictaduras dejaran de lado sus planes de perpetuidad y convocaran a la democratización del país. En ese marco, aunque proscripto para presentarse electoralmente, es que el General Perón regresa al país y a partir de ahí concreta rápidamente una estrategia que llevará al peronismo al triunfo del año 1973, dejando atrás las proscripciones, persecuciones, cárceles, torturas y la muerte de compañeros que enfrentaron a los usurpadores o que fueron asesinados por el régimen. Cabe señalar que en éste y en otros períodos históricos de aquellos años, accionaron en nuestra Patria otras organizaciones y agrupaciones de otros signos y orígenes, que si bien no se referenciaban ni en Perón ni en el peronismo, también hicieron su aporte al desarrollo de las luchas populares.
Pero desde aquellos momentos mucho tiempo transcurrió y muchos hechos ocurrieron; hubo una nueva dictadura, la más asesina y entreguista y al reconquistarse la democracia demasiado había cambiado, recibiendo el gobierno elegido por el pueblo un país quebrado económicamente y un pueblo extenuado, desmoralizado, descreído.
El peronismo si bien logró reponerse electoralmente, no lo hizo aún desde lo político y mucho menos desde el punto de vista ideológico. Cada vez es mayor el descompromiso con los valores y conductas que hicieron grande y trascendente al Movimiento Peronista y por el contrario, cada vez es más notorio que para “pertenecer” no debe criticarse nada, no hay que plantear las cosas como corresponde, hay que tener cuidado de expresarse y sobre todo, fomentar los personalismos por encima del colectivo.
Esto nos lleva a revisar nuestra propia práctica, porque también somos parte de los errores que marcamos y por ello es importante que a partir de la reflexión autocrítica, recuperemos el contenido político e ideológico de nuestros métodos y objetivos y no sólo quedarnos en la formalidad de una recordación sin mayor contenido.
El peronismo nació para ser un Movimiento Nacional y no un partido liberal más, como desde hace años viene transformándose. Entiendo que ese es el eje a debatir en un nuevo “Día del Militante Peronista” y así, participativamente lograr conclusiones y propuestas superadoras para reencontrarnos con aquello que nos legó Evita, cuando decía que “el Peronismo será revolucionario, o no será nada”.
EXTRAIDO DE: EL INDEPENDIENTE, DIARIO CONTACTO DIGITAL (La Rioja - Argentina)
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1 comentario:
El artículo remite una complejidad que puede ser mal entendida, cuando enlista las características para "pertenecer". Quedé al menos un poco confundido. Entendí, releyendo, que se remitía a caracteríscas negativas.
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