martes, 30 de septiembre de 2008
Reunion Regional de Planes y Proyectos en Jujuy
lunes, 29 de septiembre de 2008
28 de Septiembre 1966 - A 42 años del Operativo Condor
Dardo Cabo
Dardo Cabo, alias Lito, un joven alto y delgado de 25 años, periodista y afiliado a la Unión Obrera Metalúrgica, era el jefe del comando. Lo secundaba Alejandro Giovenco, de 21 años, de baja estatura pero fornido, apodado El Chicato a causa del grueso aumento de sus lentes.
Ambos entraron con pistolas a la cabina y le ordenaron al comandante del Douglas DC-4, Ernesto Fernández García, que cambiara el derrotero. "Ponga rumbo uno-cero-cinco", dijo Cabo. El piloto obedeció y enfiló la nave, con 35 pasajeros a bordo, rumbo a las Malvinas.
La periodista y dramaturga María Cristina Verrier, de 27 años, era la tercera al mando del grupo. Su padre, César Verrier, había sido juez de la Suprema Corte de Justicia y funcionario del gobierno de Arturo Frondizi (1958-1961). Un tío de la muchacha, Roberto Verrier, fue ministro de Economía durante tres meses de 1957, en tiempos de la "revolución libertadora".
Los otros integrantes del Comando Cóndor eran Andrés Castillo, de 23 años; Ricardo Ahe, de 20 años de edad, empleado; Norberto Karasiewicz, 20 años, metalúrgico; Aldo Omar Ramírez, 18 años, estudiante; Juan Carlos Bovo, 21 años, metalúrgico; Pedro Tursi, 29 años, empleado; Ramón Sánchez, 20 años, obrero; Juan Carlos Rodríguez, 31 años, empleado; Luis Caprara, 20 años, estudiante; Edelmiro Jesús Ramón Navarro, 27 años, empleado; Fernando José Aguirre, 20 años, empleado; Fernando Lisardo, 20 años, empleado; Pedro Bernardini, 28 años, metalúrgico; Edgardo Salcedo, 24 años, estudiante; y Víctor Chazarreta, 32 años, metalúrgico. La edad promedio del grupo era de 22 años. Todos eran peronistas.
Hacía tres meses que el general Juan Carlos Onganía estaba en el poder en nombre de una autodenominada "revolución argentina". Noventa días antes, un pelotón de la Guardia de Infantería de la Policía Federal había desalojado de la Casa Rosada al presidente Arturo Umberto Íllia, de la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP), quien había llegado al gobierno con poco más del 20 por ciento de los votos y con el peronismo proscrito.
Onganía, a quien sus compañeros de promoción apodaban El Caño -recto y duro por fuera, hueco por dentro- había proclamado que "la Revolución Argentina tiene objetivos pero no tiene plazos". Dos periodistas habían aportado su intelecto para desplazar a Íllia e instaurar a Onganía: Jacobo Timerman, desde la revista Confirmado, y Mariano Grondona, en Primera Plana. El primero hoy está considerado casi como "un héroe del cuarto poder"; el segundo, es un lamentable neodemócrata televisivo.
Esa mañana del 28 de septiembre, el general Onganía ignoraba lo que estaba sucediendo en el archipiélago sur. Una de sus mayores preocupaciones era la preparación del partido de polo que jugaría con Felipe de Edimburgo, el príncipe consorte inglés, quien se hallaba de visita en Buenos Aires.
Veinte soldados constituían la fuerza militar del Reino Unido. Se cree que muchos de ellos eran mercenarios belgas que combatieron el ex Congo en los primeros años de la década del 60. También había una Fuerza de Defensores Voluntarios. Seis ex comandos ingleses que participaron de la Segunda Guerra Mundial entrenaban una o dos veces por año a los voluntarios. En el arsenal local, cada uno de los milicianos poseía su fusil, la provisión de municiones y el equipo militar; algunos guardaban el arma en la propia casa.
Sir Cosmo Dugal Patrick Thomas Haskard era el gobernador de la isla, pero ese 28 de septiembre de 1966 no se encontraba en el archipiélago. Lo suplantaba el vicegobernador.
"El condor" en Malvinas
Puerto Stanley carecía de pista de aterrizaje. Aquel día, el radioaficionado Anthony Hardy fue el primero en divulgar una noticia que conmovió a millones de argentinos: un avión Douglas DC-4 había descendido a las 8:42 en la embarrada pista de carreras cuadreras, de 800 metros. Su emisión se captó en Trelew, Punta Arenas y Río Gallegos. Y de esas ciudades se retransmitió a Buenos Aires. Habían transcurrido 133 años desde la última presencia oficial argentina en las Islas Malvinas.
("El condor" en Puerto Rivero, Malvinas)
Los muchachos descendieron del avión y desplegaron siete banderas argentinas. El Operativo Cóndor tenía previsto tomar la residencia del gobernador británico y ocupar el arsenal de la isla, mientras se divulgaba una proclama radial que debería ser escuchada en Argentina. El objetivo no se pudo cumplir porque el avión, de 35 mil kilos, se enterró en la pista de carreras y quedó muy alejado de la casa de sir Cosmo Haskard. La nave, además, fue rodeada por varias camionetas y más de cien isleños, entre soldados, milicianos de la Fuerza de Defensa y nativos armados.
Bajo la persistente lluvia y encandilados por potentes reflectores, los comandos bautizaron el lugar como Aeropuerto Antonio Rivero. El sacerdote católico de la isla, Rodolfo Roel, intermedió para que los restantes pasajeros - entre los que se encontraba Héctor Ricardo García, director del diario Crónica y de la revista Así- se alojaran en casas de kelpers, mientras los "cóndores" permanecían en el avión.
Al anochecer, Dardo Cabo le solicitó al padre Roel que celebrara una misa en la nave y después los 18 jóvenes cantaron el Himno Nacional. Al día siguiente, luego de formarse frente a un mástil con una bandera argentina y entonar nuevamente el himno, el grupo entregó las armas al comandante Fernández García, única autoridad que reconocieron. Los muchachos fueron detenidos bajo una fuerte custodia inglesa durante 48 horas en la parroquia católica.
El sábado a mediodía, el buque argentino Bahía Buen Suceso embarcó a los 18 comandos, la tripulación del avión y los pasajeros rumbo al sur argentino, adonde llegaron el lunes de madrugada. Los jóvenes peronistas fueron detenidos en las jefaturas de la Policía Federal de Ushuaia y Río Grande, en el territorio nacional de Tierra del Fuego. Interrogados por un juez, se limitaron a responder: "Fui a Malvinas a reafirmar nuestra soberanía". Quince de ellos fueron dejados en libertad luego de nueve meses de prisión. Dardo Cabo, Alejandro Giovenco y Juan Carlos Rodríguez permanecieron tres años en prisión debido a sus antecedentes político-policiales como militantes de la Juventud Peronista.
El 22 de noviembre de 1966, los integrantes del comando fueron enjuiciados en Bahía Blanca. Como el secuestro de aviones aún no estaba penalizado en Argentina, los cargos de la fiscalía fueron "privación de la libertad", "tenencia de armas de guerra", "delitos que comprometen la paz y la dignidad de la Nación", "asociación ilícita", "intimidación pública", "robo calificado en despoblado" y "piratería". Así trató la dictadura militar del general Onganía al grupo de jóvenes patriotas, a quienes definió como "facciosos".
Los "cóndores"
Estas fueron las 18 personas que formaron parte del "Operativo Cóndor", con sus edades y ocupaciones al momento del hecho: Dardo Manuel Cabo, 25 años, periodista y metalúrgico; Alejandro Armando Giovenco, 21, estudiante (subjefe del grupo); Juan Carlos Rodríguez, 31, empleado; Pedro Tursi, 29, empleado; Aldo Omar Ramírez, 18, estudiante; Edgardo Jesús Salcedo, 24, estudiante; Ramón Adolfo Sánchez; María Cristina Verrier, 27, periodista y autora teatral; Edelmiro Ramón Navarro, 27, empleado; Andrés Ramón Castillo, 23, empleado; Juan Carlos Bovo, 21, obrero metalúrgico; Víctor Chazarreta, 32, metalúrgico; Pedro Bernardini, 28, metalúrgico; Fernando José Aguirre, 20, empleado; Fernando Lizardo, 20, empleado; Luis Francisco Caprara, 20, estudiante de ingeniería; Ricardo Alfredo Ahe, 20 estudiante y empleado y Norberto Eduardo Karasiewicz, 20, obrero metalúrgico.
Casi cuatro décadas después, ningún libro de historia o manual escolar recuerda la gesta. La Academia liberal, mitrista y sarmientina, continúa en la jefatura de la "policía del pensamiento".
Fragmento extraído de la pág: http://www.lagazeta.com.ar/condor.htm
viernes, 26 de septiembre de 2008
Al Comandante Cacho Scarpati
jueves, 25 de septiembre de 2008
En un día como hoy nacía un Militante del Peronismo Revolucionario
Blog de la ROST
Estamos desarrollando un nuevo blog desde la regional NOA del Peronismo 26 de julio en donde vamos a mostrar las acciones que nuestras instituciones están desarrollando como miembros de la Red Orgánica Solidaria de Tucumán y de la Red Gesol NOA, les acercamos la dirección para que le peguen una miradita y nos comenten sus opiniones.
Saludos!
http://www.larost.blogspot.com/
2da Feria de Emprendedoras y Emprendedores de Las Talitas
El día sábado 20 de septiembre, los compañeros y compañeras de la U.B. El Colmenar, organizaron una feria de Emprendedoras y Emprendedores en Las Talitas en colaboración con los cumpas de Prensa y Propaganda, U.B. Amalia y de la Huerta Mágica.
Ropero Comunitario
Se comunica a los compañeros y compañeras, que en la U.B. El Cruce se está realizando una Campaña de recolección de Ropas y Calzados.
Agradecemos acercarlas a nuestra Sede en Pje. Primera Junta 1172
Por mayor información comunicarse al: 4000564 o Al 0381-155418059
En horarios de: 09:00 a 13:00 y de 16:00 a 21:00
miércoles, 24 de septiembre de 2008
lunes, 22 de septiembre de 2008
Visita Esc. Especial Prospero Garcia
El día 03 de septiembre se llevo a cabo la visita programada en las instalaciones de la Proveeduría Barrios del Sud de los alumnos, docentes y autoridades de la Escuela Especial Prospero García.
Dicha visita fue en el marco del área Seguridad Alimentaria que desarrolla nuestra UB, cuyo objetivo final es la implementación de una huerta demostrativa en el predio de dicha escuela llevada a cabo por los alumnos, previa capacitación en Huerta Orgánica a docentes, padres y alumnos a cargo de integrantes de la UB
También se visitaron instalaciones del Club Tucumán Central, donde se acordaron actividades recreativas y deportivas en la que participaran los miembros de la comunidad de la escuela.
domingo, 21 de septiembre de 2008
Homenaje a ATILIO LOPEZ
La actividad comenzó con la presentación a cargo de la compañera Zulema Farias responsable de la regional quien remarco la importancia histórica de la fecha: el asesinato del compañero Atilio López, el golpe fusilador del 55 y la noche de los lápices contra los compañeros secundarios luchadores de la UES.
Participaron entre otros el compañero Eloy Del Pino en representación del Peronismo 26 de Julio reg. Noa, cros. del Frente Territorial Evita, representantes de la Corriente de Pensamiento Atilio López, del Mov.Evita- JP Evita, el cro Nicasio “chingolo” Barrionuevo mas dos cumpas de La Rioja, compañeros de UEPC, los cros. del Centro de Estudios Históricos Compañero Dardo Cabo entre quienes se encontraba Raúl Arturo Guevara quien fuera secretario del ex gobernador Ricardo Obregón Cano y amigo personal de Atilio López ademas de Osvaldo “gringo” Abollo cro. del Peronismo 26 de Julio de Buenos Aires quien realizo la presentación del centro y por supuesto los compañeros del barrio integrantes de la Unidad Básica
Posteriormente proyectamos un documental realizado en Córdoba sobre el “negro” Atilio que, sin intentar agotar el tema nos sirvió para las posteriores reflexiones de los compañeros, que en un número de cuarenta aproximadamente colmaron nuestra Unidad Básica. Las intervenciones de los presentes resaltaron la figura del negro Atilio como luchador y conductor de las más importantes gestas obreras así como su compromiso con las históricas banderas del peronismo.
Finalmente rematamos con la marcha, empanadas y vino para terminar la actividad.
Fue un verdadero homenaje al “negro” Atilio pero como siempre decimos, nuestra tarea no debe terminar ahí sino que además debemos seguir construyendo día a día poder popular en nuestros territorios, sindicatos, agrupaciones, etc. porque como expresara nuestro Compañero Cacho Scarpati “los sueños no se sueñan…los sueños se construyen.”
Recuperemos la Historia!!!
miércoles, 17 de septiembre de 2008
A 32 años de La Noche de los Lapices
Compañeros y Compañeras desaparecidos el 16 de septiembre de 1976 - a manos de la dictadura militar- en su condición de militantes peronistas, dirigentes de la UES de La Plata en la llamada Noche de los Lapices.
martes, 16 de septiembre de 2008
Nº 468 - El inicio de la ignominia
En Córdoba, habían secuestrado al Director de la Escuela de infantería durante la noche. La Escuela de Artillería sublevada había emplazado los cañones en la tarde anterior con el pretexto de un ejercicio del día siguiente y, con las primeras luces, había abierto el fuego contra el casino de oficiales donde dormían los jefes y oficiales de la Escuela de Infantería.
La situación militar era ampliamente favorable, pues desplegadas las fuerzas solo era cuestión de tiempo y de lucha para someter a los focos rebeldes de Córdoba y Bahía Blanca. En la Capital Federal quedaban aún sin emplear la primera división de ejército motorizada, las fuerzas blindadas de Campo de Mayo, el Batallón Buenos Aires y, muchas otras fuerzas absolutamente leales.
Sin embargo me preocupaba la amenaza de bombardeo a la población civil en la que seguramente perderían la vida miles de inocentes que nada tenían que ver con la contienda. Ya había Buenos Aires presenciado la masacre del 16 de junio de 1955, cuando la aviación naval bombardeó la Plaza de Mayo y ametralló las calles atestadas de gente, matando o hiriendo a mansalva al pueblo indefenso. Era de pensar lo que ocurriría en un bombardeo indiscriminado, sobre una ciudad abierta, sometida a la acción combinada de los cañones navales y las bombas aéreas. Las condiciones climáticas eran desfavorables para toda acción defensiva, pues la intensa lluvia hacía imposible toda exploración y acción sobre los barcos.
Me preocupaba también la destrucción de la destilería de petróleo de Eva Perón, una obra de extraordinario valor para la economía nacional y que yo la consideraba como un hijo mío. Yo había puesto el primer ladrillo hacía casi nueve años y yo la había puesto en funcionamiento. Es indudable que, para los demás, no podía tener el mismo valor que para mí.
Influenciaba también mi espíritu la idea de una posible guerra civil de amplia destrucción y recordaba el panorama de una pobre España devastada que presencié en 1939. Muchos me aconsejaron abrir los arsenales y entregar armas y municiones a los obreros que estaban ansiosos de empuñarlas, pero eso hubiera representado una masacre y, probablemente, la destrucción de medio Buenos Aires. Esas cosas uno sabe cómo comienzan pero no en que terminan.
Siempre he pensado que la misión de un gobernante es la custodia de la nación misma. Su objetivo deberá ser siempre el bien de la Patria. Todos los demás objetivos son secundarios frente a éste. Se trataba entonces de elegir la resolución que mejor conformara a ese principio.
En nuestra doctrina habíamos establecido claramente que la escala de valores justicialista era: primero, la Patria; luego, el movimiento y después los hombres. Se trataba simplemente de cumplirlo.
Algunos generales y jefes amigos y leales, se empeñaron en convencerme para que continuara la lucha que, desde el punto de vista militar, era ampliamente favorable. Recuerdo que uno me dijo: “si yo fuera el presidente, continuaba”. “Yo también si fuera el general continuaría”, le contesté.
Otros ensayaron persuadirme con el argumento de salvar la Constitución y la ley afirmando el principio de su acatamiento. Argumento justo pero sofistico. La ley, la Constitución son para la República y no éstas para aquellas. Nada hay superior a la Nación misma. Lo que hay que salvar siempre es el país. Lo demás es secundario frente a él.
Después de una madura reflexión llamé al Ministro de Ejército, General Franklin Lucero, jefe de las fuerzas de represión, y le dije: “Estos bárbaros ya sabemos que no tendrán escrúpulos para hacerlo. Es menester evitar la masacre y la destrucción. Yo no deseo ser factor para que un salvajismo semejante se desate s0obre la ciudad inocente, y sobre las obras que tanto nos han costado levantar. Para sentir esto es necesario saber construir. Los parásitos difícilmente aman la obra de los demás”.
Es indudable que para resolver este difícil momento de la situación debí recurrir a mis últimas energías, pues era más fácil para mí dejar hacer a mis comandos, que oponerme a sus inclinaciones de lucha y a las mías propias. Ya una vez me había encontrado en situación similar, siendo Ministro de Guerra en 1945. En esa ocasión resolví lo mismo: renunciar. Los hechos posteriores me dieron la razón y los mismos camaradas que entonces me instaban a pelear debieron reconocer mi acierto. Espero que en esta ocasión suceda lo mismo. En ese concepto procedí a hacer efectiva mi resolución con la siguiente comunicación:
Nota pasada al Señor Ministro de Ejército, General de División Don Franklin Lucero, en su carácter de Jefe de las fuerzas de represión
Buenos Aires, 18 de septiembre de 1955.-
Hemos llegado a los actuales acontecimientos guiados sólo por el cumplimiento del deber. Hemos tratado por todos los medios de respetar y hacer respetar la Constitución y la ley. Hemos servido y obedecido sólo los intereses del Pueblo y su voluntad.
Sin embargo, ni la Constitución ni la ley, pueden ser superiores a la Nación misma y sus sagrados intereses.
Si hemos enfrentado la lucha ha sido en contra de nuestra voluntad y obligados ‘por la reacción que la preparó y la desencadenó.
La responsabilidad cae exclusivamente sobre ellos deque que nosotros hemos cumplido el mandato de nuestro irrenunciable deber.
Hace pocos días intenté alejarme del Gobierno si ello era una solución para los actuales problemas políticos. Las circunstancias públicamente conocidas me lo impidieron, aunque sigo pensando e insisto en mi actitud de ofrecer esta solución.
La Decisión del Vice-Presidente y legisladores de seguir mi decisión con las suyas impide en cierta manera la solución constitucional directa. Por otra parte, pienso que es menester una intervención un tanto desapasionada y ecuánime para encarar el problema y resolverlo.
No existe un hombre en el país con suficiente predicamento para lograrlo, lo que me impulsa a pensar en que lo realice una institución que ha sido, es y será una garantía de honradez y patriotismo: el ejército.
El ejército puede hacerse cargo de la situación, el orden y el gobierno, para construir una pacificación entre los argentinos, empleando para ello la forma más adecuada y más ecuánime.
Creo que ello se impone para defender los intereses superiores de la Nación. Estoy persuadido que el Pueblo y el Ejército aplastarán el levantamiento pero el precio será demasiado cruento y perjudicial para sus intereses permanentes.
Yo, que amo profundamente al Pueblo, sufro un tremendo desgarramiento en mi alma presenciando su lucha y su martirio. No quisiera morir sin hacer el último intento por su tranquilidad y felicidad.
Si mi espíritu de luchador me impulsa a la pelea, mi patriotismo y mi honradez ciudadana me inclinan a todo renunciamiento personal en holocausto a la Patria y al Pueblo.
Ante la amenaza de bombardeos a los bienes inestimables de la Nación y sus poblaciones inocentes, creo que nadie puede dejar de deponer otros intereses y pasiones.
Creo firmemente que esta debe ser mi conducta y no trepido en seguir ese camino. La historia dirá si había razón para hacerlo.
Juan Perón
Inmediatamente la remití al General Lucero quien la leyó por radio y la entregó a publicidad.
El día 19 de septiembre, de acuerdo con el contenido de la nota, el Ministro Lucero formó una junta de generales, encargándoles discutir con los rebeldes la forma de evitar la masacre y la destrucción, para lo cual, si ello era una solución, el Presidente ofrecía su retiro.
La Junta de Generales se reunió el día 19 de septiembre en una larga sesión, interpretando que la nota presidencial era su renuncia. Llamaron a algunos auditores y les solicitaron dictamen al respecto. Según me informaron luego, alguno de ellos interpretó que se trataba de una renuncia y la Junta intentó constituirse en gobierno y hasta expidió un decreto.
Al enterarme de semejante cosa llamé a la Presidencia a los generales de la Junta, el mismo día 19 en la noche, y les aclaré que la nota no era una renuncia sino un ofrecimiento que ellos podían usar en las negociaciones. Les aclaré que si fuera una renuncia estaría dirigida al Congreso de la Nación y no al Ministro de Ejército, que era un Secretario de Estado. Les reafirmé asimismo que el Presidente Constitucional lo era hasta tanto el Congreso le aceptara su renuncia, en caso de presentarla.
La misión de la Junta de Generales era sólo negociadora. Tratándose de un problema de las fuerzas, nadie mejor que ellos para considerarlo y resolverlo ya que, si se tratara de un asunto de opinión, yo lo resolvería en cinco minutos. Los generales aceptaron y salieron de la Presidencia dispuestos a cumplir su misión. Algunos de ellos me merecían confianza.
Llegados los generales al Comando de Ejército, según he sabido después, tuvieron una reunión tumultuosa en la que la opinión de los débiles e indecisos fue dominada por los que ya estaban inclinados a defeccionar por conveniencia.
Supimos luego que el Comando en Jefe del Ejército de represión, estaba dominado por enemigos. Su propio jefe de operaciones, el general Ymaz, fue nombrado jefe de las Fuerzas Motorizadas de Campo de Mayo por los rebeldes, inmediatamente después de la revolución.
Esa misma madrugada del 20 de septiembre fue llamado al Comando en Jefe mi ayudante, mayor Gustavo Renner, a quien el general Manni le comunicó en nombre de los demás que la junta constituída en gobierno había aceptado la renuncia (que no había presentado) y que debía abandonar el país.
La revolución quedaba con el país en sus manos. Me temo que no sepa que hacer con él. Los días dirán que una dictadura militar más se ha producido; los meses mostrarán un nuevo fracaso de este gobierno enemigo del Pueblo y los años condenarán la ambición, la incapacidad y la deshonestidad de un grupo de hombres de armas que no supo cumplir con su deber y que produjo tremendos males en el país”.
Juan Domingo Perón, La fuerza es el derecho de las bestias (fragmento), Panamá, 1956
lunes, 15 de septiembre de 2008
SOLIDARIDAD CON BOLIVIA - Marcha 15 de septiembre
Marchamos hacia la Embajada de Bolivia
Concentramos en Perón y Pellegrini
sábado, 13 de septiembre de 2008
Homenaje al Compañero Atilio López
LAS COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS INVITAN AL HOMENAJE QUE REALIZARAN AL COMPAÑERO ATILIO LÓPEZ.
SE LLEVARA A CABO EL MARTES 16 DE SEPTIEMBRE DE 2008 A LAS 19.30 HS. EN LA UB. ATILIO LOPEZ (CALLE PARDO DE FIGUEROA 534 -EX PASAJE 11, DE BARRIO GUEMES -CORDOBA)
viernes, 12 de septiembre de 2008
23 Años construyendo Poder Popular - Jujuy
La Justicia Social es para el Peronismo 26 de Julio, algo concreto y real. No son palabras huecas, no es una utopía inalcanzable. Es algo que nuestro pueblo vivió en los 10 años de Gobierno de Perón del 45 al 55 y que nunca más volvió a vivir. La Justicia Social significa salud, educación, vivienda, recreación y trabajo para todos. Significa que los Jubilados tengan una vida digna, que los niños no se mueran de enfermedades curables ó por desnutrición en un país que es uno de los principales productores de alimentos del mundo. Quiere decir que los Jóvenes tengan un futuro que no sea caer víctimas del gatillo fácil, la droga, la prostitución ó la cárcel. Y, que las mujeres jóvenes no sean madres antes de dejar de ser niñas. Tuvimos esa Justicia Social y la perdimos. No a causa del destino, sino en manos de aves de rapiña que viven del saqueo de pueblos y países. Buitres que no reparan en bombardear plazas ó desaparecer miles de personas con tal de mantener sus privilegios. Estos sectores: los poderosos y los cipayos que se asocian a los intereses extranjeros para apoderarse de nuestras riquezas son el enemigo a vencer.
Por ello, compañeros y compañeras de todas las regionales, en nombre de la conducción nacional, les damos la bienvenida y ¡¡¡ A trabajar !!!
miércoles, 10 de septiembre de 2008
Invitacion - 2da Feria de Emprendedores
Las charlas informativas serán sobre las Operatorias de Microcredito que se vienen trabajando y se las dará ese mismo día en la cancha de Sibanto.