El 28 de septiembre de 1966 se concreto un hito en la historia de la causa argentina por la recuperación de nuestras Islas; un grupo de militantes peronistas con Dardo Cabo como jefe, desembarcó en las Islas Malvinas. Lo hicieron a bordo de una aeronave argentina que secuestraron.
La acción se concretó, luego de organizarse en un largo periodo, en el momento que miembros de la casa real británica se encontraban en Buenos Aires como huéspedes del Gobierno dictatorial de Onganìa.
Al desembarcar en nuestras Islas procedieron a ejercitar acciones reivindicatorias de nuestra soberanía tales como izar nuestra bandera y cantar nuestro himno nacional. También cambiaron el nombre de la capital malvinense por Puerto Rivero, en memoria del Gaucho Rivero un gran olvidado de nuestra historia. Luego quedaron a la espera de que los famosos sectores nacionalistas de las fuerzas armadas dieran un respaldo más contundente a su acción.
Por supuesto que solo hubo silencio –como pasó en cada intento de restaurar la soberanía popular en la etapa resistente del peronismo- y luego de varios días depusieron su actitud, volvieron al continente donde en vez de recibir honores fueron juzgados y condenados por los jueces de la dictadura.
El canciller argentino de ese momento era nada menos que Nicanor Costa Méndez ¡El mismo incompetente que condujo la política exterior en la guerra de 1.982! En este caso como canciller de la dictadura entreguista que también fuera responsable, entre otras barbaries, del fusilamiento del líder de la Operación Cóndor: Dardo Cabo.
Claro, Cabo no se rindió ni ante los ingleses -menos ante la dictadura- y por eso fue considerado irrecuperable por los que decidían la vida y la muerte de miles de argentinos. Esos mismos represores que se sentían nacionalistas jugando para el proyecto neoliberal que casi destruye a la Argentina. Curiosos nacionalistas que no les tembló el pulso para ordenar la muerte de un héroe que concretó el sueño de cualquier argentino bien nacido: ¡Enfrentar a los ingleses en nuestras tierras irredentas!
